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LAS MEJORES FOTOS 

DE WAQRAPUKARA

Historia de Waqrapukara

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Es un complejo arqueológico de construcción pre - inca e inca de la Etnia Qanchi. Esta etnia surge en el periodo de los PAQARIMUQ RUNAS aproximadamente 3000 a. C. Al convertirse en Estado Regional Qanchi, su territorio abarca hasta los actuales territorios de la Provincia de Canchis y parte de Quispicanchis. Waqrapukara está ubicada a los 4 140 m. s. n. m. en el Distrito de Pomacanchi, Provincia de Acomayo, Región Cusco - Perú. En la parte superior, al pie de los dos torreones naturales, encontramos una pequeña ciudadela. En ella existe una portada desde el precipicio o hacia el precipicio al oriente, creemos que esta puerta fue el Inti Punku o Portada del Sol. En el solsticio de invierno ingresa los rayos solares por esta puerta, pasa por la plaza principal y va directamente al santuario del dios sol y la luna. Al lado del santuario del dios sol, encontraremos otra portada que da acceso a una calle dirigida al precipicio nor-oriental. En esta   calle   encontraremos   el   santuario   al   Dios   Teqsi   Pachacamaq Wiraqocha, Dios de los qanchis; afirmamos así, porque la etnia Qanchi adoraba  a  esta  deidad,  como  lo  hacían  en  Raqchi  de  la  Provincia  de Sicuani, que es territorio de la etnia Qanchi; como también adoraban los habitantes pre incas en el valle de Pachacamac y en Caral, que tenían sus propios santuarios.

 

Hablando del Dios Teqci Wiraqocha, este es el Dios Creador, creador del sol, la luna y las estrellas, como testifican los cronistas.  Esta divinidad tenía un templo en la ciudad del Cusco. Según el historiador Víctor Angles, este   santuario estaba ubicado, en el lugar de la actual Catedral de la ciudad imperial del Cusco.   Pedro Cieza de León dice: "En el pueblo de Cacha, había grandes aposentos, hechos por mandato de Topainga Yupapanqui. Pasado un río está un pequeño cercado, del cual se halló alguna cantidad de oro, porque dicen que a conmemoraración y remembranza de su Dios Teceviracocha, a quien lo llaman Hacedor, estaba hecho este templo... dicen lo que todos los mas de la sierra, que es el Hacedor de todas las cosas, se llama Teceviracocha, y conocen  que su asiento principal es el cielo; pero engañados del demonio, adoran a dioses diversos." (La Crónica del Perú, Editorial Inca S. A.)

 

En el santuario al dios sol y la luna de Waqrapukara, se ofrecía un sacrificio de auquénidos, tal como era costumbre de los incas. En cambio en el santuario al Dios Tecsi Pachacamaq Wiraqocha ofrecían ofrendas, como era la costumbre de los adoradores de esta deidad en el continente asiático, específicamente los descendientes de Noé y Abraham, posteriormente los adoradores del pueblo hebreo.

 

En el documento de 1657, del Juez Domingo de Lastaun, cuya copia fue obtenido por Domingo Halire el día 3 de agosto de 1930. En este documento hacen constar la visita del citado juez a los siguientes lugares, Qotaña, Qanchi Suchuna, Hatun Piru, Pirubamba, Llactapukara y otros lugares. Este último nombre Llacta Pucara se refería a la Fortaleza de Waqrapukara, porque  hace  entender que  en  esta  pucara  vivían  varias familias, por esta razón se le denomina llaqtapukara, llaqta porque era un centro poblado, y pucara porque siempre habría sido un lugar de adoración. En la época del Inca Wayna Qhapaq y otros gobernantes incas lo convierten en una ciudadela o llaqta en pukara con santuarios   y observatorios astronómicos, como lo encontramos en el territorio incaico. A base de estas premisas llegamos a las siguientes conclusiones:

 

El nombre primigenia de Waqrapukara es "Llaqtapukara"; parece que este nombre se estaba perdiendo, no solamente el nombre sino este  santuario  Qanchi  e  Inca, como  ocurrió  con  la  ciudadela  de Machupicchu; hasta que en 1934  conmemoran los cuatrocientos años  de  fundación  del  Cusco  por  los  españoles  y  se  recuerda también la grandeza del Qosqo llaqta y de sus gobernantes; a partir de esa fecha un grupo de intelectuales indigenistas empezaron a hacer limpieza de los centros arqueológicos olivados por los mismos andinos y mestizos, a consecuencia de la orden del Juez De la Mata Linarez, quien sentenció a José Grabriel Tupac Amaru a la muerte, quien  prohibió  realizar  ritos,  escenificaciones  de  las  tradiciones incas, hasta hablar el idioma el quechua y la lectura del libro Comentarios Reales del Inca Garcilaso de la Vega. Un grupo de intelectuales mestizos planifican recuperar el resto arqueológico y hacer   limpieza   de   este   lugar,   y   la   pusieron   el   nombre   de

 

WAQRAPUKARA, porque tenía la forma de cuerno del ganado vacuno. En la época Pre Inca e Inca no había vacunos, entonces es imposible que la hayan puesto el nombre Waqrapukara. Mas bien últimamente los observadores acusiosos han encontrado la imagen de la llama, en verda podemos encontrar la imagen de la cabeza con su respectivo cuello; los dos torreones naturales son las orejas del auquénido y no de un vacuno, estos personajes que visualizaron la imagen citada son el señor Odilón Cruz y el Lic. Lucio Delgado Figueroa.

 

·   También   llegamos   a   la   conclusión   de   que   este   complejo arqueológico no era fortaleza en los inicios de la vida de los Qanchis Patriarcas;   ya en el periodo de los Auqarunas aproximadamente

1000 a. C. lo hacen pukara para defensa más. En esa época cada etnia extendía y defendía sus territorios, recordemos el conflicto entre K’anas y Qanchis, K’anas y Chumpiwillkas, se dice también que los Chumpiwillcas  codiciaban Llaqtapukara y sus sombríos de maíz; de igual forma los Chankas, aunque últimamente querían apoyar al ejército Qanchis en su levantamiento. Ya para el levantamiento de Ttito  Qosñipa  Llaqtapukara  lo  construyen  con  baluartes,  lugares para los centinelas y para la ubicación de los soldados Qanchis e Incas y se convierte en fortaleza con sus santuarios a sus deidades.

 

 

Esta ciudadela Llaqtapukara fue  el último refugio  la etnia Qanchi, especialmente cuando el gobernante inca la persiguió, especialmente el gobierno Pachakuteq y Wayna Qhapaq. Cuando T'ito Qosñipa ascendiera el cargo de General en el ejército inca, mejoró la construcción en Waqrapukara,  por  esta  razón encontramos  en  la  actualidad construcciones de arquitectura inca, aunque podemos todavía encontrar construcciones pre incas, de la etnia qanchi. En la primera terraza encontraremos varias cimentaciones de construcciones de base circular, que no está con piedra labrada, pero finamente diseñado y construido. Otra construcción qanchi, pasando la altura de la puerta de la chincana hacia el Río Apurímac,  de igual manera en lugar de las andenerías, que está al frente de la ciudadela, hallamos una cueva pre inca debajo de una roca, al subir a esta roca encontraremos un lugar donde se ofrecía las ofrendas de chicha, similar a lo que encontramos en los restos arqueológicos de Q’enqo, próximo a Saqsaywaman, en esta podemos encontrar dos riachuelos tallados en la roca.

 

El Arqueólogo e historiador Luis A. Pardo en su obra concluida y publicad en 1957, este investigador estuvo meses en Waqrapukara, en su libro aparece dibujos de él con imágenes de Complejo Arqueológico, el libro titula, “HISTORIA Y ARQUELOGÍA DEL CUSCO” encontramos el siguiente informe de Waqrapukara: “Huaccrapuca tiene escalinatas, baluartes, casa de centinelas… Los muros de los baluartes demuestran de modo más completo la forma de trincheras.

 

Plaza Principal, llamada también terraza principal, es la planicie que se extiende al pie de los torreones naturales, son los más eminentes de la fortaleza, que desde luego fue exprefesamente allanado y defendido por bellos muros. La plaza es de una atracción singular por visión que se tiene. Intipunku, una magnífica portada, hecha de hermosos sillares incaicos, que da lleno al abismo. Dimensiones de altura 2 metros, ancho 1 metro.

 

MIRADOR, es una pequeña ventana de observación. Es un motivo digno de admiración.

 

EDIFICIOS  DEL  NOR-ESTE,  tiene  nichos  trapezoidales,  de  doble jamba, a la derecha dos hornacinas de una sola jamba.

 

RECINTO SAGRADO DEL DIOS WIRAQOCHA, se encuentra la sala sacerdotal,  tres  hornacinas;  junto  a  la  habitación  que  se  ha  descrito, dando al Este, se encuentra una plaza cuasi cuadrada, en cuyo ámbito se halla un altar muy interesante, tanto por su forma, como por sus magnitudes. GRAN ALTAR, en medio de una amplia pared se sitúa un nicho de tres jambas, su forma es trapezoidal. Tiene todas las características de un lugar sagrado y el nicho revela que era deificar algún símbolo que la fe de los creyentes mantuvo, quizá por centenares de años. Dimensiones del trono:

 

·   Primera Jamba: ancho 3:60 metros, profundidad 0.60 metros.”

 

·   Segunda    Jamba,    altura    1.20    metros,    ancho    2:43    metros, profundidad 0.62 metros

·   La  cavidad  del trono  se  alza a 0.62 metros de  suelo, todo  hace

pensar que era el asiento de las divinidades, lugar de sacrificios y ofrenda.

 

TORREONES, en los extremos Sur y Nor-Este de la explanada de la fortaleza se yergue dos torreones naturales, modelado por la acción del templo, tiene forma circular y se halla en gran altura, con relación a la terraza principal. No tiene acceso por ningún lado, porque la sensación abismal anonada y empequeñece el espíritu humano; pero es  dable  suponer  que  los antiguos vigías se  encaramaban  en estos sitios estratégicos de observación, por lo mismo que eran tan hábiles equilibristas, subían y bajaban con suma presteza, para vigilar la fortaleza y cuidar de un posible asalto.

 

El Arqueólogo Miguel Colque Enríquez, a partir de 2008 inicia sus trabajos de investigación de Waqrapukara, para sus estudios arqueológicos, este  centro  arqueológico  lo  sectoriza de  la siguiente manera:

 

·   SECTOR I: Plaza principal, es “la parte más alta del complejo, corresponde a una sucesión de muros a manera de pirámide de muros, que se adecuan a la topografía del terreno, logrando así

06 terraplenes de anchos variados de  09 m, promedio. En la parte superior se ha estructurado recintos abiertos rectangulares en número de 09, las cuales se disponen en función de plazas, las cuales se articulan mediante pasajes que se interconectan cada espacio. Es importante señalar que estas estructuras están asociadas  y  adecuadas  al  afloramiento  rocoso  existente,    así como distribuidas en función a los gnomos existentes en la parte superior.” Es donde se encuentra el Intipunku, es la puerta hacia la salida del sol y al precipicio y donde se encuentra la huaca al sol y la luna que son deidades incas; también en este sector encontraremos la imagen del cóndor en la roca del torreón izquierdo.

·   SECTOR II: Se localiza en la parte media de la formación rocosa

inmediatamente por debajo del Sector I. Es el sector con mayor

 

evidencia arquitectónica,  formado por muros de sostenimiento, y sus respectivos aterramientos o plataformas artificiales, adecuadas en forma sinuosa siguiendo las formaciones caprichosas de la geomorfológica.

·   SECTOR III: Localizado al SE de los sectores I y II parte inferior,

corresponde a una pequeña plataforma rectangular orientado de E. a W, en el que se evidencia el ingreso principal hacia el conjunto arqueológico…

 

Luis Pardo también habla de: “LA REBELIÓN DE TTITO CCOSÑIPA, fue de noble abolengo indio y de estirpe aborigen. Él ha sido el prototipo de estos hombres que dieron la luz primera en las hermosas vegas de Saihua y Huaiqui. En las lejanas épocas en que el imperio del Tahuantinsuyo se hizo el más grande de América, solo comparable al pueblo romano de los Césares, Huayna Ccapac, el orgulloso monarca, lanzó un edicto obligando a los Ccanchis a pagar fuertes tributos en tejido, para el uniforme de los soldados incaicos, que debería emprender muy presto a la conquista de los Shiris (Ecuador). Esta disposición hirió profundamente a los Ccanchis, que se sentían herederos de una gran tradición libertaria. La imposición del Soberano cusqueño, lastimaba hondamente la varonía y el espíritu levantisco de los Sayhuas y Pomacanchis y otros de la zona. En esta situación insurge repentinamente el caudillo Ttito Ccosñipa, poniéndose a la cabeza de los Ccanchis, negándose a cumplir la orden del Soberano cusqueño. Pero antes de emprender cualquier acción bélica acude a la persuasión y a la negociación directa para levantar tan pesado tributo, con tal finalidad envía una numerosa embajada ante el inca, para pedirle la indulgencia; más el Monarca se sintió ofendido por su semejante proposición. Entonces los levantiscos Ccanchis se apoderaron de todos los sitios estratégicos, parapetándose en todos los riscos, ganando al mismo tiempo todas las encrucijadas, para no permitir el paso de los soldados imperiales.

 

Huayna Ccapacc había organizado un ejército escogitado, para someter  a  los  Ccanchis.  Después  de  haber  sido  equipado perfectamente y adiestrado en lo posible, los soldados emprendieron la marcha por el Camino Blanco, que queda exactamente al sur de la

 

ciudad del Cusco, tocando el santuario de Huanacauri, el lugar venerado, donde se convirtió Ayar Uchu en piedra, era deificada secularmente por los antiguos peruanos. A más de ello, Huanacauri era el lugar sagrado donde se hundió la barreta de oro de Manco Ccapac, según la mitología incaica. Allí en ese sitio, los paladines de Huayna Ccapac  hacen  sacrificios a Ayar Uchu, para el  éxito  de la empresa; reconfortándose con ese baño espiritual, descienden por las cuestas, atraviesan los páramos, trepan las cumbres y así llegan a Phiñaipanpa, no antes de haber librado las recias escaramuzas con las vanguardias de Ttito Ccosñipa con notables ventajas para este. La batalla de Phiñaipanpa, al decir los testigos de la época, fue la más sangrienta y cruel de cuentas se libraron hasta entonces.  En el fragor de la lucha de los Ccanchis demostraron coraje u valor, que se trocaba en heroísmo.

 

La batalla con todas las fluctuaciones se prolongó por muchos días, al extremo de que las extensas llanuras de Phiñaipanpa se dieron cubierta de una multitud de cadáveres que, bajo la acción abrazadora del sol entraron en putrefacción, infectando el ambiente. La tradición cuenta que bandadas de cóndores se alimentaban con   despojos humanos por más de tres semanas. Los sobrevivientes de Phiñaipanpa encabezado por Ttito Ccosñipa se refugiaron dentro de los recintos amurallados de la Fortaleza de Huaccrapucara, hostigando constantemente  a  la  fuerza  de  Huayna  Ccapac.  De  esta  suerte,  el asedio del reducto mencionado se prolongó mucho tiempo. Ya cuando se le privó del líquido elemento, por los destrozos hechos en los acueductos y por la destrucción de uno de los torreones se redujo a los sitiados a la impotencia.

 

Ttito  Ccosñipa  y sus  fieles soldados al ver que toda resistencia era imposible se entregaron a las huestes triunfadoras de Huayna Cápac.

 

El orgullo imperial no podía permitir que puede desapercibido el alzamiento de los Ccanchis, por eso, para escarmiento general y eterna memoria, se cortaron las orejas a todos los rebeldes, así experimentados se les    condujo a presencia de Huaina Cápac, denominándoles Muttu-canchis. El soberano cuzqueño, se había reservado el derecho de dictar la última sentencia contra el caudillo Ttito Ccosñipa, en vista de que había visto en él brillantes cualidades de

 

luchador magnífico y de conductor de soldados que bien podía emplearlo en otras campañas de mayor envergadura. Con este propósito lo atrae y lo seduce regalándole una bellísima ñusta del Ajllahuasi, honor singular concedido sólo a los grandes generales que se habían distinguido en batallas de extraordinario alcance.

 

El caudillo Ttito Ccosñipa obtuvo mando en las filas del ejército de Huaina Cápac, resultado de este modo el hombre de mayor confianza del Inca. Después de los preparativos del caso y con un ejército seleccionado y a la par numeroso y donde no había sino mozos de 20 a

25 años de edad, el monarca cusqueño, acompañado de Ttito, emprendieron  la marcha hacia el Ecuador, para someter e incorporar al Tahuantinsuyu el reino de los Shiris.

 

El ejército incaico era una falange portador de altos atributos de civilización y  bienestar: la expansión del quechua, la imposición de una religión depurada y de altas concepciones, sobre la base del trabajo planificado y bien orientado, para procurar la felicidad de los hombres. Huaina Cápac, al incorporar a los Shiris  al imperio incaico, trató que se asimilaran a todas las virtudes quechuas, en el más breve tiempo, mientras tanto Ttito Ccosñipa, en el campo de su vida, junto a su bella ajlla, añoraba las épicas jornadas y libradas en aquel invencible reducto de Huaccrapucara, símbolo eterno de la bizarría de los Ccanchis.”

 

El Arqueólogo Claudio Cumpa por los años 2003, hizo estudios de investigación  para  obtener  su  grado  profesional  en  Waqrapukara  y llega a las siguientes conclusiones:

 

·   La construcción actual de Waqrapukara corresponde a la época inca.

·   Era un centro ceremonial, a las deidades incas, al sol, la luna, Wiraqocha, Illapa, rayo y al agua.

·   Que   el   territorio   corresponde   al   grupo   de   los   Qanchis, especialmente a los ayllus de Pomacanchi, Sangarará y Acopía.

·   Ttito Qosñipa fue curaca de Saihua y Santa Lucía, del Hanan Saya de los Qanchis. Esta información recogida también por los investigadores Paliza y otros.

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